Reseña histórica

Reseña Histórica

El paisaje de las Hoces del Riaza no ha pasado desapercibido a lo largo de la historia por su excepcional orografía, sus espigones, sus cortados y sus cuevas. Una situación geográfica que hizo que los primeros grupos de humanos que se encontraban por esta zona se asentaran en el término de lo que hoy es Valdevacas de Montejo hace 2.500 años antes de Cristo, en el período Calcolítico. Un pasado que se conoce gracias a las representaciones pictóricas que han dejado al abrigo de algunas rocas y sobre todo, a los restos de material cerámico campaniforme que han encontrado los estudiosos. No fue el único pueblo que estuvo por estas tierras ya que los expertos también encontraron hace décadas una lápida funeraria de época romana con inscripciones dedicadas a los dioses.

Por desgracia, en Valdevacas de Montejo hoy no es posible deleitarse con las huellas que dejaron estos antepasados, aunque sí se puede descubrir un patrimonio arquitectónico tradicional reflejado en numerosas casas del municipio. Se ha mantenido invariable durante décadas, en buena parte porque muchos de sus vecinos tuvieron que dejar la localidad y trasladarse a pueblos cercanos o a las grandes ciudades para tener trabajo. De esta manera, pasear por las calles de Valdevacas supone poder contemplar numerosas casas construidas en piedra, ver los antiguos lavaderos o viejos palomares.

También es posible encontrar restos de su patrimonio industrial. Por ejemplo, en la carretera de Valdevacas de Montejo a Moral de Hornuez se puede contemplar un lagar. Esta construcción fue levantada en el siglo XIX aunque en la actualidad ha sido restaurado. En la calle de la Fragua también es posible ver el edificio de la antigua fragua, hoy rehabilitado y muy bien acondicionado.

Sobre los tejados de las casas de Valdevacas de Montejo destaca la torre de la iglesia dedicada a San Cristóbal. Una vez delante del templo, se puede contemplar un edificio austero de época barroca y de una sola nave. Sin embargo, pudo construirse en época anterior ya que en el interior del templo se conserva una sencilla pila bautismal de época románica y varios retablos neoclásicos. Entre todos ellos destaca el mayor en el que se alojan unas pinturas tardomanieristas del llamado Maestro de Maello. En otro de los retablos se puede contemplar un Cristo gótico cuya rostro aparece con expresión. tranquila, como dormido. Exteriormente, lo que más llama la atención es el volumen de su torre, de tres cuerpos. Los dos superiores son macizos mientras que en el superior se abren los arcos de medio punto del campanario. El atrio es un elemento añadido, fechado en 1905, pero que protege una portada sencilla con arco de medio punto de grandes dovelas.

Se recomienda su visita a esta localidad,para descubrir desde cerca su rico patrimonio.